En un primer viaje a la India, nunca se olvida el primer momento en que se aterriza en Delhi, de repente el mundo tal y como lo conocías ha cambiado, esa será la sensación que tengas. El primer día en la capital de la India, será para aclimatarnos y para que lentamente podamos ir acostumbrándonos a su caos ilógico, si somos capaces poco a poco lo iremos entendiendo y si no, habrá que relajarse y adaptarse a su ritmo. Este par de días de toma de contacto con la India, intentaremos visitar alguno de sus puntos imprescindibles como puedan ser El Fuerte Rojo, Jama Masjid, recorreremos el alocado Chandni Chowk descubriendo sus tiendas y puestos callejeros, La Tumba de Humayun y lo que nos dé tiempo a ver.  

 Tras nuestra primera toma de contacto con el país tomaremos un tren que nos llevará hasta la ciudad de Rishikesh “La puerta del Himalaya”, considerada ciudad sagrada en India, la cuna del yoga mundial y epicentro de la meditación. Durante los días que estemos en la ciudad podremos asistir a clases de yoga, meditación, conocer la ceremonia «Ganga Aarti», visitar el Ashram de los Beatles, hacer algún trekking hasta el nacimiento del río Ganges o simplemente darnos a la vida contemplativa, no se nos ocurre mejor plan que este último, nos camuflaremos entre los yoguis y seres llenos de espiritualidad como los swamis o Sadhus por unos días. La espiritualidad en esta localidad es el oxígeno de India y aunque no seas un yogui, la respiras y te atraviesa.